¡Muy buenos días! Quiero comenzar esta semana compartiendo con ustedes una historia muy especial que ocurrió hace algún tiempo y que invita a reflexionar sobre lo importante que es no olvidarnos nunca de ese niño interior que todos llevamos dentro, al cual debemos cuidar, proteger y amar siempre. Intentar vivir el mundo de los adultos con la esencia de la infancia. Rescatar la inocencia y la pureza de nuestro niño interior para lograr ser felices en cada momento...
"Habíamos terminado de comer, y mi hijo Gabriel con sus tres añitos, seguía sentado en la silla, pensativo con su cabecita apoyada en su mano hasta que me preguntó: “Mami, quieres jugar en el jardín? -“Ahora no hijo”- Le respondí, acordándome de los platos y de la ropa sucia que me quedaba por lavar. Pero vi como su carita se entristeció al oír mi respuesta, y de repente, todos los quehaceres domésticos me parecieron menos importantes que ir a jugar con él al jardín. “No ahora hijo, primero tenemos que abrigarnos con un suéter”.
Salimos los dos tomados de la mano. Al notar que el jardín estaba un poco descuidado, experimenté cierta angustia al reprocharme por su abandono. Me detuve para arrancar un diente de león, pero no, esta vez jugaría con mi hijo y corrí tras él.
Parecía que todo llamaba su atención y yo comencé a poner atención también. Una piedra de forma particular, una flor de hermoso color, un bichito que se asomaba tímidamente en el pasto, un pajarito que llegaba a posarse en la parra, una suave brisa que hacía girar su remolino, el ruido lejano de un avión.
Sin darme cuenta estaba con él tendida en el suelo, con los ojos mirando hacia el infinito cielo. Estábamos disfrutando juntos de esa inmensidad y de cada detalle que él descubría y que se convertía en su tesoro.
Sin que él lo notara yo lo observaba y se veía muy feliz… a ratos él me miraba sonriente como diciéndome sólo con sus ojitos ¡cuánto disfrutaba de nuestra aventura! Parecía sentirse muy importante, como el guía en una excursión. A mí ya no me molestaba la maleza, no me importaba recostarme sobre el pasto con sus diminutos habitantes.
Comencé a sentir una sensación muy especial. Comencé a recordar pasajes de mi infancia, donde también jugué en el jardín, donde también descubrí tesoros y también fui inmensamente feliz. Hoy me estaba dando el tiempo de disfrutar con mi pequeño hijo, lo que hace años disfruté junto a mi madre.
Él corría hacia mí emocionado, y me pedía que lo siguiera, sin darme un respiro para descansar, nos reíamos y corríamos los tres. Una madre, su hijo y la niña que había vuelto a encontrar en mí misma. Mi pequeño que me tiraba de una manga del suéter para que me incorporara y corriera tras él, y una niña que saltaba dentro de mi corazón cuando reíamos sin parar de jugar. Nosotros tres. Nosotros. Yo.
Comenzaba a anochecer y ya era hora de descansar, cuando mi pequeño echó a correr y volvió hacia mí con un puñado de dientes de león algo maltratados que puso en mis manos. -Te quiero mucho mamá”-me dijo sonriente. Sentí que aquellas palabras iban en realidad dirigidas, no a mí como persona adulta, sino a su nueva amiga, a la niña que los dos habíamos encontrado esa tarde en el jardín… en mí."
'Que bello amiga??? lo único ue no entendi es que empiezas diciendo que es un cuent que escribiste, pero todo me parece tan real, que me quede confundida, es una vivencia con tu nene? por que si es así es maravillosa, aprovechar esos momentos con los pequeños, que duran tan poquito tiempo, en un instante los miras de nuevo y ya no son aquellos pequeñuelos, ya son mas grandes y con otros intereses, de cualquier manera me conmovio tu historia... preciosa!!
ResponderEliminarun abrazo mi querida amiga carito te deseo una linda semana
Gracias Cookyta!! Por tu amable comentario y por el alcance que me hiciste jeje Bueno amiga, es una historia real, un bello e inolvidable momento vivido junto a mi hijo. ¡¡Me alegra saber que te ha gustado!! Te deseo una excelente semana, llenita de cosas buenas. Un abrazo inmenso con todo mi afecto para ti querida amiga.
EliminarGracias preciosa por recordarme esto, cuando te visito siempre siempre gano con ello algo muy importante, parte de mi misma...gracias.
ResponderEliminarUn beso.
¡Gracias a ti por tus cariñoso comentario! Siempre eres muy bienvenida. Otro beso para ti, feliz martes!!
EliminarEl tiempo que compartes con tus hijos no tiene precio. Un beso.
ResponderEliminarAsí es querida Susana. Y hay que aprovecharlo al cien por ciento. Besitos.
EliminarHola Carolina,
ResponderEliminarA veces se nos olvida lo realmente importante. Es bueno leerte y saber que vivir compartiendo con los más pequeños es inigualable.
Abrazos
Sin duda que es un gran beneficio el compartir en el mundo de "esos locos bajitos" jeje Gracias por dejar tu huella querida amiga. Recibe un afectuoso abrazo!!
EliminarHola amiga que bello relato así es como debe ser, tener siempre esa niña oh niño que llevamos dentro para divertirlos y ser un poco más felices preciosa entrada como siempre es muy interesante leerte querida amiga disculpa que nbo ande más seguido por aquí pero mi tiempo no me da para más ya entro muy poco a los blog.
ResponderEliminarUn gran abrazo que tengas una linda semana.
¡Hola amiga linda! Que gusto tenerte nuevamente en mi espacio. Muchas gracias por tus palabras y no te disculpes por favor, yo feliz de que pases a saludar cuando puedas. Besitos y feliz semana para ti!!
EliminarMe ha encantado la historia
ResponderEliminares muy bonita...
Me alegra que te haya gustado. Feliz día del amor y la amistad para ti!!
EliminarHola! te dejo mi blog por si quieres pasar =)
ResponderEliminarSaludos!!
www.evygo.blogspot.com
Hola Evy!! Gracias por tu invitación, iré con mucho gusto. Saludos!!
Eliminarlindo relato, cuando sea mama , quiero ser principalmente amiga de mi hijo a hija.
ResponderEliminarsaludos.
La idea es que tu hijo/a sienta que puede confiar en ti en todo momento. La clave es ser amigo de tu hijo pero jamás perder la autoridad como padre/madre. Me alegra que te haya gustado mi historia. Besos!!
EliminarHola Carolina que lindas tus palabras y que cierto es lo que dices, a mi me pasa lo mismo muchas veces, le digo que no a mi hija y me pierdo esos momentos, a reflexionar.
ResponderEliminarsaludos!!
¡¡Hola Carla!! Bueno nunca será tarde para empezar a compartir muchos más de estos especiales y significativos momentos con ella!! Después me cuentas cómo te va. Saludos!!
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