Amarse dejando ser libre al otro para algunos parece ser difícil. Aquellos que tratan de poseer, de esclavizar al ser amado están demostrando que no aman de verdad.
Se supone que si el amor nos hace esclavos de la otra persona no es amor verdadero. Porque el amor es el deseo y sentimiento profundo del bien del otro ser. Debemos ayudar a la otra persona a vivir en plenitud su verdadera naturaleza. Y todos sabemos que solo somos personas cuando vivimos con libertad interior. ¡No podemos ser felices sin libertad interior!
Cuando una persona intenta hacer de su pareja una persona a su imagen, a su capricho, a su gusto, impidiéndole que se desarrolle con libertad, está demostrando o que no la ama o que no sabe amarla.
Los que no permiten a la persona amada desarrollarse en todos los aspectos de su personalidad, en todas sus capacidades afectivas y mentales, artísticas y culturales y en sus tendencias sociales y humanas, no la aman de verdad.
La mejor manera de demostrar a una persona que se la quiere es respetar su libertad en todos los aspectos y toda su extensión, porque el verdadero amor no esclaviza, libera.
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