Son capaces de sanarnos, relajarnos, fortalecernos o hacernos sentir un poco mejor con el sólo hecho de abrazarlos, porque es en ese momento donde establecemos un contacto directo con el inmenso poder de la naturaleza. Por medio de sus raíces nos conectamos con la tierra y mediante sus ramas, con el cielo. Además de ser portadores de los mensajes de la madre tierra ¡ellos nos regalan vida! ya que nos proporcionan el oxígeno para poder vivir.
Mi invitación es a aceptar con amor los beneficios que nos regalan. Su ayuda está siempre disponible para nosotros, sólo hay que darse el tiempo para recibirla. Durante el fin de semana ve al reencuentro con la naturaleza. Pasea por el campo si tienes la posibilidad de salir de la ciudad o camina por el parque cercano a tu casa. Te sentirás tranquilo y descansado con el sólo hecho de admirar en silencio la belleza de una arboleda.
Y lo más importante: ¡cuidemos de ellos! Evitemos la tala indiscriminada, preocupémonos por la reforestación, mantengamos limpio el medio ambiente, no desperdiciemos el agua, porque ellos la necesitan tanto como nosotros, e inculquemos a las futuras generaciones sobre la importancia de todo esto para que ellas sigan replicando nuestras acciones.
¡No sientas vergüenza y atrévete a abrazar al árbol más grande y hermoso que veas! Será un momento mágico de transmisión mutua de energía e información sanadora y liberadora.
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