Todas las mujeres llevamos dentro una semilla de sabiduría. Dentro de los rasgos más importantes que definen a una mujer sabia están su fuerza interior y su poder espiritual, lo que se alcanza cuando la mente y el corazón están conectados en una relación armónica en favor del aprendizaje.
Todos los rasgos que definen a la mujer sabia se relacionan directamente con el amor propio.
En primer lugar es una mujer con independencia afectiva; es decir, tiene sus propias convicciones y es consecuente con ellas. Tiene la capacidad para sentirse bien, desarrollarse y crecer porque las acciones de los demás no son la base de sus emociones. Esta independencia afectiva le permite, por ejemplo, alejarse de personas con las que podría establecer una afectividad tóxica.
En segundo lugar una mujer sabia no vive de fantasías. No espera tener una relación perfecta como en un cuento de hadas y no espera que el príncipe llegue para rescatarla y a hacerla feliz, porque ella es la única responsable de su felicidad.
En tercer lugar, protege su propia integridad. Se preocupa de su bienestar, de su salud física, mental y emocional. Decide cómo verse y sentirse bien sin esperar la aprobación de las personas que la rodean.
El buen sentido del humor es otro rasgo característico de una mujer sabia. Ella ríe, porque entiende que reír es un acto de libertad. No busca a alguien que la divierta. Se ríe frente a las vicisitudes e ironías de la vida.
Por último, es una mujer que solidariza con el género. Se alegra y celebra el triunfo de otras mujeres. No es envidiosa del éxito de otras. Por otro lado, evita conversaciones que intentan lapidar a otras mujeres. Sabe que las descalificaciones y críticas entre mujeres son señal de un sentimiento de inferioridad.
Y tú ¿te consideras una mujer sabia?
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