Tendemos a estar en alerta porque nuestro cerebro no distingue entre la realidad y la fantasía, responde por igual a cualquier pensamiento que crea como un peligro para nuestra supervivencia. Su función es detectar amenazas para garantizar la supervivencia, por lo que la felicidad no es su prioridad, al contrario, realiza anticipaciones negativas y a su vez se nutre de lo negativo que ya le haya pasado. Es por esto que tomamos con tanta facilidad lo negativo antes que lo positivo y le damos tanto valor al miedo y a la preocupación.
Nuestra mente siempre está pensando y si esos pensamientos son negativos inmediatamente entramos en modo alerta. Por eso, encontrar el bienestar en el día a día, viviendo en el estado presente, es una tarea que cada uno debe hacer.
Una forma de calmarnos y volver al estado presente es generando mentalmente otras posibilidades futuras. Si pienso en que algo malo va a suceder tengo una sola opción, y se genera una respuesta emocional, el miedo y una respuesta física, la tensión. Pero si genero otras alternativas, más positivas, los niveles de tensión van a disminuir.
No olvides que una forma de reducir los estados de alerta es cambiar la forma en que visualizo el futuro con otras opciones, más positivas.
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