El estrés se define como una reacción del cuerpo a un cambio o un desafío. A corto plazo, puede ser útil, como cuando nos ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. También te puede motivar para alcanzar tus objetivos. Pero a largo plazo puede dañar gravemente tu salud. Las mujeres somos más propensas que los hombres a experimentar sus síntomas, como son el dolor de cabeza o el malestar estomacal, además tendemos a experimentar enfermedades de salud mental que empeoran con el estrés, como la depresión o la ansiedad.
Este tema es tan importante que hoy quiero compartir una guía práctica que te puede ayudar a reflexionar sobre algunas situaciones que el día de mañana te pueden provocar estrés y así poder evitarlo antes de que sea demasiado tarde, porque no podemos evitar el estrés, pero podemos aprender a mantenerlo en un nivel bajo que no nos haga daño.
1. Equilibra el trabajo con el disfrute. Dedica un tiempo para trabajar en tus tareas y metas (quehaceres en la casa, trabajos escolares, estudios) pero también resérvate un tiempo para hacer lo que disfrutas (realizar manualidades, tocar un instrumento, salir con amigos). Es necesario dedicar al menos unos minutos al día para relajarte y bajar tu nivel de estrés.
2. Planifica tus días. Disponer de un plan y de rutinas diarias sirve para bajar el estrés. Utiliza un calendario o aplicación de planificación para programar tus tareas diarias, donde colocarás el horario de tus actividades. Procura añadir todas las actividades que practiques, los deberes y lo que haces en tu tiempo de ocio para relajarte.
3. Sigue tu plan. Convierte en un hábito el hecho de ir revisando tu planificador cada día. Tacha lo que ya hayas hecho y prepárate para lo que se avecina. Así reducirás el estrés diario provocado por la sobrecarga.
4. Pide ayuda si la necesitas. Si necesitas ayuda no dudes en pedirla. Acércate a personas en las que confíes. Muchas veces nos vemos sobrepasados porque hemos creído que podemos hacerlo todo y hacerlo perfectamente y no es así. No está mal reconocer que necesitamos que nos tiendan una mano para lograr nuestros objetivos. No tengas vergüenza ni miedo al hacerlo, porque esto es sinónimo de honestidad contigo misma y de valentía, entonces jamás veas el pedir ayuda como un fracaso.
5. Usa la energía positiva del estrés. No pospongas las tareas hasta el último minuto. Cuando dejas todo para última hora sube tu nivel de estrés y además será difícil hacer las cosas bien bajo tanta presión. Deja que el estrés te motive a hacer bien las cosas y en el momento que corresponda.
6. Afronta los problemas cuando surjan. Aprende a gestionar tus problemas. Ocúpate de lo que puedes resolver de manera inmediata y no te estreses por lo que no puedes manejar por ti misma. Si no sabes cómo afrontar un problema puedes pedir ayuda y consejo a otras personas.
7. Consume alimentos saludables. Lo que comes afecta tu estado anímico, tu nivel de energía y de estrés. Procura consumir alimentos que no dañen tu salud. Disminuye el consumo de dulces, porque estos no pueden convertirse en tu principal fuente de energía.
8. Duerme lo suficiente. Duerme lo suficiente porque eso te va a ayudar a mantener tu cuerpo y tu mente sana. Los adultos necesitamos alrededor de 7 o más horas de sueño de buena calidad en un horario similar cada noche. La idea es que cuando despiertes te sientas descansada.
9. Haz ejercicio físico. El ejercicio físico diario te ayudará a gestionar el estrés, a reducir la ansiedad, la depresión y mejorar tu estado de ánimo. Elige una actividad que disfrutes como caminar, trotar, bailar, andar en bicicleta, hacer yoga, etc.
10. Respira hondo. Cuando te sientas estresada, agobiada o superada por la situación, haz varias respiraciones lentas, profundas y abdominales (usando el abdomen). Las respiraciones abdominales son una forma rápida y segura de desactivar la respuesta de lucha-huida del cuerpo (estrés). Practica la respiración abdominal o la conciencia plena (mindfulness en inglés) cada día para reducir el estrés cotidiano.
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