Ciertamente los tiempos que corren son confusos y de gran incertidumbre. A partir de esto, considero tan importante que aprendamos a abstraernos en cierta medida de la lluvia constante de pensamientos catastróficos y de las malas noticias con las que se nos bombardea a diario, que intentemos mantener un refugio donde sentirnos a salvo. Es necesario contar con un espacio personal donde sentirnos felices y tranquilos con nosotros mismos, a pesar del triste y desolador panorama que se nos pinte fuera. ¿Para qué vivir constantemente tensos y preocupados por un futuro incierto? Esto no significa que todo deje de importarnos y que comencemos a vivir dentro de una burbuja o como ermitaños, significa que es tiempo de aprender a poner límites entre el sí mismo y el mundo exterior, con el fin de poder mantener a salvo lo único que nos pertenece y que nada ni nadie podrá arrebatarnos si no lo permitimos: nuestra paz interior.
Me atrevo a decir que todos en algún momento de nuestra infancia fuimos víctima de algún tipo de maltrato. Quizás recibiste mensajes descalificadores o hubo alguna forma de abuso emocional o físico. Quizás existieron circunstancias en donde te sentiste avergonzad@ o humillad@. O tal vez no tuviste buenas relaciones de pareja o viviste alguna situación que te causó mucho miedo o que afectó tu autoestima. Sean cuales sean las experiencias negativas que viviste, lo cierto es que ya no están, excepto en tus recuerdos. Y es la interpretación que haces de esos recuerdos lo que determina tu presente e influye en la obtención de lo que quieres para tu vida y en cómo proyectas tu futuro. Todas las experiencias vividas en la infancia, los conflictos, frustraciones, represiones y traumas, se convierten en una pesada carga que impide disfrutar libremente el presente. El recuerdo de esas experiencias negativas nos hace desarrollar corazas para evitar ser dañados, y el hecho de estar c
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