Todos tenemos una red compleja de emociones básicas y complejas que nos definen. Las emociones básicas como la alegría, el miedo, la rabia, la tristeza y el asco, y las emociones complejas, como la envidia, los celos, los nervios, la ansiedad, la frustración y la vergüenza. Hay emociones que son las que nos motivan a diario, que nos ayudan a aprender y crecer, y hay otras que nos provocan dolor o sufrimiento y que incluso dejan huellas en nuestro organismo.
Entendiendo que las emociones son una herramienta esencial para nuestra supervivencia como especie, porque nos impulsan a actuar correctamente y a adaptarnos al entorno, es muy importante aprender a gestionarlas de manera inteligente, para poder mantener nuestro bienestar físico, mental y emocional.
Todos hemos pasado en algún momento por una situación compleja, con una fuerte carga emocional que ha dejado una marca en nosotros. Esa huella emocional no resuelta se ha producido porque no fuimos capaces de gestionar adecuadamente las emociones en ese momento. Por ejemplo, puede que nuestra pareja nos dejara y como no éramos capaces de gestionar el dolor, tengamos miedo a volver a sufrir y evitemos el contacto, dejando de lado la opción de volver a tener una pareja.
Estas llamadas "emociones atrapadas" literalmente han quedado dentro de nuestro cuerpo y con el tiempo se han ido acumulando y quitándonos nuestra paz interior. Quedan en evidencia cuando aparecen trastornos emocionales o enfermedades.
A través de un proceso terapéutico es posible identificar cuántas emociones atrapadas hay, cuándo se alojaron y finalmente liberarse de ellas, para poder recuperar la capacidad natural de respuesta emocional y recuperar nuestro bienestar general.
Cuando aprendemos a gestionar nuestras emociones descubrimos el significado que tienen para nosotros las cosas que nos pasan. Aprendemos a gestionar adecuadamente nuestros estados de ánimo. Somos capaces de tomar decisiones con las que nos sentimos mejor. Abandonamos los intentos de reprimir las emociones desagradables o de reaccionar de manera impulsiva.
Si necesitas ayuda para gestionar tus emociones, no dudes en contactar al profesional adecuado para que pueda acompañarte y guiarte en tu propio proceso.
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